jueves, 15 de junio de 2006

Baldur y el Sol de Medianoche: (14) Probando... probando...

(Audición recomendada: Procupine Tree - Trains)




Habíamos hecho el montaje rápidamente, para poder hacer una buena prueba de sonido, antes de la hora del concierto. El escenario era pequeño, pero ahora que éramos uno menos, quedábamos más espaciosos. Sólo tuve que prescindir de un par de temas en los que el protagonismo a la guitarra de Thordur era demasiado evidente y se me hacía prácticamente imposible cantar y tocarlo al mismo tiempo.

El encargado del Fuzzion era un tipo raro. Mas bien grandote y con cara de pocos amigos. Parecía querer decirnos con la mirada "haced vuestro estúpido show y largaros lo antes posible de aquí". El local albergaba normalmente conciertos de jazz y de blues, lo cual quería decir que el tipo de gente que iba a ese lugar era de un paladar musical bastante refinado. Quizás nos encontraran demasiado ordinarios. De todas formas, se hizo una pequeña tirada de cartelería en el instituto y en los lugares del centro de Reykjavik, por lo que la gente sabía que íbamos a tocar ahí. Algunos compañeros habían confirmado su presencia, pero claro, del dicho al hecho hay un trecho.

Bjarni se había puesto sus mejores galas. Había peinado concienzudamente cada pelo de su cabeza y vestía una americana sobre una camiseta blanca de algodón y unos vaqueros acampanados, por supuesto con sus eternas Converse. Johann apareció para la prueba de sonido y volvió a desaparecer, una vez más, en su mundo de abstracción particular. Es un tema del que tendré que hablar con él, pero que no se encontraba en mi lista de prioridades por encima de sacar adelante este concierto.

Una de las cosas que más nervioso me ponían no era el hecho de debutar con la banda en directo de esta forma tan accidentada, sino que Nanna vendría al concierto y no me apetecía quedar mal con ella. A Bjarni se le notaba a distancia que también estaba de los nervios. Para él mas que para nadie, suponía una prueba de fuego. Dejar atrás sus miedos y complejos y demostrarse a sí mismo que no era un perdedor. Su atoestima se lo agradecería.

La hora del concierto llegó. Se escuchaba un tumulto fuera. Los nervios se hacen más patentes. Nos retiramos al pequeño camerino que hay tras el escenario. Se abren las puertas del local. La calma se termina y una ola de gente inunda el Fuzzion. Por la puerta entreabierta de la habitación puedo reconocer muchas caras. Algunas de personas que no esperaba. Pero sí. Ahí estaba ella. No me había fallado. Y además venía acompañada de Kára. El aforo completo. Todo estaba de nuestro lado para que aquella fuera una noche inolvidable. Y sin duda, lo iba a ser...

domingo, 4 de junio de 2006

Baldur y el Sol de Medianoche: (13) La Víspera

(Audición recomendada: Alanis Morissette - Hand In My Pocket -acoustic-)




El concierto en el Fuzzion era mañana y Thordur no había aparecido por el local de ensayo desde el incidente con Bjarni. Ni siquiera había dado señales de vida, lo que para mí, significaba que estaba fuera del grupo. Con tan poco tiempo de reacción y de maniobra, y habiendo desechado la opción de cancelar el concierto, decidí aprenderme las partes en las que él tocaba, por lo que ahora, mi trabajo como vocalista y guitarrista se multiplicaba. Las buenas noticias eran que Bjarni parecía tomarse bastante en serio su trabajo al bajo y Johann, bueno... estaba ahi y parecía darle igual todo mientras tuviera algo para fumar. Desde luego ninguno éramos un virtuoso, pero el fuerte de The Lazy Weekends radicaba en las canciones. Eran buenas. Y eso, tal y como estaba el asunto era una gran baza a nuestro favor. Finalmente, conseguimos hacer el apaño con una sola guitarra y todo volvía a sonar bien. Y con ello, la sonrisa a nuestras caras. Bjarni, aún con visibles secuelas físicas, se le veía realmente feliz. Aquello funcionaba. El último ensayo fue esperanzador.

Metí la guitarra en su caja rígida y me levanté para colocar el amplificador junto a la pared cuando Nanna volvió a aparecer. Desde aquel día no la había visto. La intensidad del primer momento se había disipado un poco y no habíamos vuelto a hablar. "Baldur" dijo. Sabía que pronunciar el nombre de su interlocutor era una buena forma de hacerlo más accesible a la conversación. "Hola Nanna" dije sorprendido. "Me alegro de volver a verte por aquí". Sin duda, Nanna llamaba la atención allá por donde iba. Llevaba puesto un top oscuro que dejaba al aire un bonito ombligo, unos vaqueros ajustados, unas botas de punta afilada y un abrigo grueso bajo el brazo. El pelo lo llevaba suelto, ligeramente ondulado, con la raya en medio y sus mechones rubios brotando entre el resto de cabellera castaña cortada a capas. Sus dos ojos azules, verdes o de otro color parecido, enormes. No necesitaban demasiado maquillaje. Me hechizaban. Perfilados como los de un felino, rasgados, con pestañas largas. Su belleza natural era abrumadora.

Si, Nanna era increíblemente guapa. Me costó reaccionar unos segundos. "Mañana tocais, ¿no?" preguntó, aunque sabía la respuesta. Parecía querer empezar una conversación, pero no estaba segura cómo. Decidí ayudarla. "Sí, es mañana, aunque hemos tenido alguna baja en la formación de última hora, creo que podremos arreglárnoslas" Traté de parecer lo más convincente y seguro de mi mismo, ya que sabía que era algo que las chicas valoraban en un chico. "Bueno, estaré allí con Kára para daros ánimo. Estoy convencida de que saldrá todo bien". Al nombrar a su amiga, decidí preguntarle por el mal rato que pasó y si estaba bien. "Por cierto... ¿cómo anda Kára? Después del incidente con Thordur supongo que no tendrá muchas ganas de salir a la calle". Asintió ligeramente con la cabeza y arqueó un poco las cejas. "Lo ha pasado mal estos días, pero lo ha superado. Supongo que no puede quedarse en casa por miedo a que le vuelva a pasar". Con estas palabras, Nanna demostró su grado de madurez una vez más. Después hubo un prolongado silencio tras el que ambos tratamos de decir algo, pero nos atropellamos mutuamente. Los dos quisimos otorgar la palabra al otro a continuación, pero no hizo más que acentuar la sensación de incomodidad. Finalmente ella decidió continuar. "Se me ha ocurrido que quizás podríamos quedar tu y yo algún día para tomar algo... no sé... ir al cine..." Lo dijo como algo muy banal, algo con cierto grado de improbabilidad, como si no estuviera muy segura de todo. Yo tampoco estaba muy covencido. Me apetecía mucho quedar con ella, pero quería que las cosas fueran más a su ritmo natural. La vertiginosidad con que los acontecimientos se habían venido desarrollando últimamente me asustó. "Claro, estaría bien. Hace tiempo que no voy al cine y hay un par de películas que me apetece ver". No podía decirle que no, Nanna me gustaba cada vez más. "Mañana después del concierto podemos quedarnos a tomar algo en el bar, tenemos barra libre toda la noche. Ya que no nos van a pagar, habrá que amortizar de alguna forma". Ella rió con ganas mi gracia y pareció contenta.