domingo, 1 de noviembre de 2009

Baldur y el Sol de Medianoche: (32) Ahí viene el sol

(Audición recomendada: Deluxe - Song for Ana)







Bjarni tomaba muchas drogas. No sé si mis padres se darían cuenta. Quizás creían que el estado de absoluta dejadez y lamentable aspecto tenía que ver directamente con la muerte de sus padres. Probablemente buena parte de ello sí, pero solo era una de las causas. En cuestión de un par de semanas empezó a fumar marihuana. Mucha. Y sé de buena tinta que alguna cosa más también. No sabía de dónde la sacaba ni quién se la suministraba, pero mi amigo cambió de la noche a la mañana. Islandia es un país en el que el consumo y venta de estupefacientes no se encuentra en la lista de problemas a abordar por parte del gobierno porque sencillamente, no existe tal problema. Eso se convierte en un arma de doble filo, ya que conseguir sustancias ilegales se convierte en algo fácil para la juventud. No hay un control exhaustivo por parte de las fuerzas del orden. Aquí la policía no lleva ni pistola. El país es una zona de paso para el tráfico de drogas entre Estados Unidos y Europa.

Bjarni estaba medio zombi todo el día. No iba a clase, no iba a los ensayos, no me hablaba... lo intenté, pero no quiso ni mirarme a la cara. Mis padres lo trataban bien y eran muy condescendientes. Al fin y al cabo era una víctima, pero la cosa se les estaba yendo de las manos. Pensé en decirles lo que sospechaba, pero tuve la extraña sensación de que lo iba a traicionar y decidí darle algo más de confianza. Al menos seguía volviendo a casa a dormir...

Según se acercaba el final del curso académico e iba llegando el verano subía el termómetro y teníamos días muy agradables, incluso soleados. Esos días no ensayábamos y nos íbamos a tirarnos en el césped de un parque sin camiseta. A Nanna le levantaron el castigo, porque veían que retenerla en casa era algo peor aún que dejarla venir conmigo. Uno de esos días vimos a Kára después de un largo tiempo. Nanna me dijo que se había distanciado mucho de ella desde que empezamos a salir y que le daba un poco de pena, porque no se sentía cómoda en nuestro círculo de amistad. Estaba a unos 20 metros de nosotros y parecía que no nos había visto, o no tenía ganas de vernos. En lugar de eso estaba dándose el lote con un chico al que identifiqué rápidamente. Thordur. Nos quedamos de piedra y los dos nos miramos con cara de no entender nada.

A pesar de las repetidas ausencias de Bjarni de los ensayos, la banda estaba empezando a sonar realmente bien. En esos casos, nos permitíamos el lujo de que Jim tocara el bajo. Era condenadamente bueno. Incluso a la batería era casi tan bueno como Johann. Forever y Every Moment se convirtieron en nuestras banderas como canciones propias. Estábamos muy ilusionados con el Certamen Nacional de Bandas que se celebraba anualmente en Reykjavik. Por primera vez tomaríamos parte en la competición. Antes de eso, presentaríamos al grupo en la fiesta de clausura de curso escolar en el instituto.