lunes, 12 de octubre de 2009

Baldur y el Sol de Medianoche: (25) El manual del suicida nos hizo ricos

(Audición recomendada: Stereophonics - Local boy in the photograph)






No pude negárselo a Ásdís. Me había reconocido. Pero ¿quién iba a imaginarse que me estaba acostando con una fan de Unadaptation Syndrome en su adolescencia? La chica al menos se lo tomó con naturalidad. No fue algo histérico. Además, a mi también me gustaba ella. Después de esa primera vez, quedábamos dos o tres veces por semana. Le pedí que fuera discreta y que no se lo contara a nadie, pues mas o menos estaba de incógnito en el país y que me había ido allí buscando paz y aislamiento. Parecía no haber problemas con eso, aunque sabía que si seguía relacionándome con los chicos, lo terminarían sabiendo, tarde o temprano. Ella me dijo que no pasaría nada si se hiciera público, que los medios de comunicación no eran pesados en Islandia. Puede que no, pero no conoce a la prensa amarilla americana o británica, sobre todo, tipo The Sun o News of the World. Son capaces de montar una oficina de seguimiento en la puerta de mi apartamento.

El sexo con ella era bueno. Tenía veintitrés años, pero sabía bien cómo satisfacer a un hombre. Algunos días dormía en el apartamento y luego se iba a trabajar como auxiliar de biblioteca. Una chica sencilla y honesta con buen gusto musical. Y además no tocaba nada mal. Los chicos estaban evolucionando en su música a pasos agigantados. Habían hecho ya tres o cuatro ensayos con Ásdís y su calidad como banda había aumentado un doscientos por ciento. Johann era el hombre callado, pero como batería tenía mucho que decir. Y eso que normalmente estaba en su mundo. Tenía una pegada muy dura y siempre iba muy clavado de tempo. Baldur era un guitarrista más que decente para ademas ejercer labores de vocalista. No una gran voz, pero con mucha personalidad, y lo mas importante: tenía actitud y carisma sobre el escenario y él solo con una acústica era capaz de captar toda la atención del público. El único que realmente desentonaba ahi era Bjarni. Estaba claro que no tenía oído ni capacidad musical. Trataba de suplirlo con tesón y ensayos, pero me daba la impresión de que no iba a ser suficiente. Básicamente le decían lo que tenía que tocar. Por otro lado, las canciones, si iban a ir en la misma onda que Forever, puede que esta banda tuviera algo que decir de verdad. Ese tema podría haber sido mínimo una cara b de algún single de Unadaptation Syndrome. Tenía fuerza y gancho. Quizás estuviéramos ante un buen compositor en potencia. Ásdís también tenía canciones propias. El otro día después de una sesión de sexo, tomó mi Guild nueva en la cama e interpretó algo llamado Every Moment. Sonaba muy bien, demonios. He tenido que venirme al culo del mundo para abrir los ojos y darme cuenta de que hay mucho talento escondido. Por mi parte, aún no he compuesto nada concreto. Sólo algunos apuntes que podrían significar algo, pero demasiado pronto como para llamarlo canción.

Llevo 3 semanas en Reykjavik. El único contacto que he tenido con el exterior ha sido Jodie. Hablamos 3 o 4 veces a la semana un buen rato. Ella sacó una brillante carrera de derecho en Boston gracias a una beca, se casó con un médico neurocirujano y tiene dos crías preciosas y una hipoteca. Era feliz. O al menos eso parecía. Sé que si yo hubiera seguido esos pasos no lo sería. Nunca estuve hecho para terminar una carrera universitaria, tener una pareja estable y ser uno más del rebaño. Yo sentía la necesidad de dejar una marca de mi existencia. Algo que pasara a la posteridad cuando ya no estuviera entre los vivos. Mi manera de expresarme era la música y parecía claro que algo de eso había conseguido. ¿Tenía añoranza de mi anterior vida? Joder, claro que sí. Tocar cada noche en una ciudad diferente; ver como las masas corean tu nombre; escuchar cómo la canción que hace cuatro meses sólo estaba en tu cabeza, ahora estaba sonando por la radio... había hecho algo grande junto a los chicos. Cuatro pobres desgraciados del distrito de Compton, al sur de Los Ángeles, con poco más que sus guitarras y el grunge habían conseguido huir de la miseria y la criminalidad.

Hoy había hablado con Tony, vocalista y guitarra rítmico de la banda. Por lo visto, en uno de los pocos momentos de lucidez se había dado cuenta de que había tocado fondo y de que yo había desaparecido del mapa sin decir nada a nadie. Consiguió contactar con mi hermana y la convenció para que le diera mi número en Islandia. Estuvimos hablando un buen rato recordando anécdotas y la cantidad de dinero que habíamos hecho en la última y agotadora gira del tercer disco. Casi dos años sin ver a mi familia. Rockin' Leisure no debió ver la luz. No de esa manera. Habíamos terminado otra mastodóntica gira con el exitazo del disco anterior, Suicidal handbook y no teníamos mucho que decir realmente, pero la discográfica nos presionó para sacar algo y aprovechar el inmenso tirón. No recuerdo gran cosa de las sesiones de grabación de aquel álbum. Creo que hasta el perro que estaba en el patio del estudio iba de ácido hasta el culo. El resultado fue que cierta prensa especializada como Rolling Stone o NME nos crucificó. Algunos de los titulares fueron "Falta de ideas", "Disorientation Syndrome", "Están acabados" o "US: RIP". Por eso, el playlist en ese tour estuvo basado casi en un ochenta por ciento en canciones de Suicidal Handbook. Aún así, seguíamos vendiendo.

Tony quería retomar la banda, volver a ensayar y empezar a componer temas nuevos. Tenía amigos en productoras y discográficas que no dudarían en poner dinero para un cuarto disco, ahora que el contrato con Virgin por tres discos había terminado. Además, quizás sería una buena idea llamar a Chris Cornell o Eddie Vedder para algún tipo de colaboración. Se estaba poniendo de moda. Sin duda añadiría atractivo al disco y nos ayudaría a vender más. Le dije que en estos momentos no me encontraba con ganas de volver al local de ensayo y a tener que soportar la presión de alcanzar unas espectativas con un sello discográfico. Había encontrado un sitio en el que estaba en paz conmigo mismo. "Johnny, ¿dónde coño estás? He tenido que marcar un prefijo muy extraño para dar contigo, tu hermana no me lo ha querido decir" me preguntó en tono jocoso. "Mejor que no lo sepas, porque te asustarías" le respondí.