viernes, 9 de octubre de 2009

Baldur y el Sol de Medianoche: (23) Solos los dos

(Audición recomendada: Russian Red - Girls just want to have fun)




Baldur vino justo a la hora que le dije que no habría nadie en casa. Mis padres habían ido a cenar fuera para celebrar su aniversario y tendríamos la casa entera para nosotros solos. Llamó al timbre y no pasaron 3 segundos hasta que abrí. Se presentó vestido de manera natural. Tal y como era. Una chaqueta gordita muy rockera sin cuello, una camiseta blanca de algodón de manga corta y unos pantalones vaqueros gastados. Se había peinado un poco ese pelo que cada día quedaba un poco más largo. Cómo envidiaba a la gente con el pelo oscuro, como mi prima... como él. Se hacían especiales aquí. Tenía la tez muy blanca y la nariz y las orejas un poco más rojas a causa del frío de la calle. Su mirada era cautivadora. Qué bonitos son los ojos marrón claro. Casi como el color de la miel.

Nos quedamos así mirándonos 30 segundos en el hueco de la puerta sin hablarnos. Sólo explorándos. Luego él tomó mi mano y la besó tiernamente. Lo hice pasar. Le ofrecí algo para beber. Ambos tomaríamos unos refrescos. Fui a la cocina y mientras me alzaba para coger un par de vasos del armario superior, él llegó sin que yo lo viera. Puso sus manos en mis caderas con mucha delicadeza y acercó su cabeza a mi cuello. Paró ahí para olerme. Podía sentir su aliento. Luego me besó un par de veces apartando mi melena. Creo que pudo notar como se me erizaba toda la piel. Posó su mano sobre la mía que estaba apoyada en la encimera. La otra había ido a parar a mi vientre, bajo el top de tirantes blanco que llevaba puesto. Allí se había encontrado con mi ombligo. Me giré con la respiración acelerada, apoyando mis brazos en sus hombros, quedando totalmente expuesta a él. Ahora acariciaba mi espalda desde abajo hasta casi el omóplato y mi rostro desde el carrillo hasta el mentón. Muy despacio, muy suave. Sus facciones se me quedaron grabadas en el cerebro para siempre. Recorrí con la mirada cada pliegue de su piel, las imperfecciones de sus orejas, alguna marca cicatrizada junto a su ceja, algún pequeño lunar junto a la nariz... y sólo quería besarlo. Temblaba de emoción. Nos fundimos en un beso muy jugoso y prolongado mientras juntábamos nuestros cuerpos todo lo que nuestras ropas nos permitieron.

Baldur me quitó con mucha delicadeza mi top, mis pantalones... despacio. Disfrutando del momento. Le ayudé con el sujetador. No se le notaba muy puesto en esas artes, pero 5 minutos antes nos confesamos mutuamente nuestra virginidad y los dos acordamos ir aprendiendo poco a poco, juntos. Luego me mostró su torso, fuerte y ligeramente poblado de vello. Baldur era muy apetecible. Me dijo que hacía algo de ejercicio, pero se podía ver claramente que sus músculos estaban bien tonificados y fibrosos. Luego el cinturón y los pantalones... la ropa interior. En cuestión de un momento, los dos estábamos desnudos el uno frente al otro. Pasamos nuestras manos por nuestros cuerpos, acariciándonos, explorándonos, besándonos y descubriendo nuevas sensaciones. Nos juntamos y noté tensión en la parte baja. Baldur estaba preparado. Y yo también. Fue inolvidable.