sábado, 13 de mayo de 2006

Baldur y el Sol de Medianoche: (7) The Lazy Weekends

(Audición recomendada: Foo Fighters - Everlong)



"Bjarni...¡no tio!, maldita sea, es muy fácil... la estrofa es Do, Re, Sol. El estribillo es Do, Re y Mi menor. Llevamos todo el maldito ensayo a ver si te aprendes esa progresión que mi abuela podría hacer". Éste es Thordur, guitarra solista de la banda. The Lazy Weekends. Es una maravilla tocando, pero no el típico músico virtuoso al que le gusta correr mucho por el mástil de la guitarra para demostrar lo bueno que es. Sabe cuándo hay que rellenar un hueco y cuándo complementarse con otro instrumento. Además de todo eso, le gusta hablar claro, lo cual a veces es una ventaja y otras, un inconveniente. En este caso, se trataba de una situación incómoda. Mi contestación en defensa de mi mejor amigo fue: "¿Si tu abuela es tan buena, por qué no la llamas para que venga y lo haga?". Thordur también tenía la capacidad de saber hacerme callar con una buena razón a la que no se podía replicar debido a su aplastante lógica. "No estaríamos en esta situación si no hubieras echado a Jónas para meter con calzador a tu amiguito Bjarni como bajista del grupo". Pues si. Pero Jónas a parte de no ser mucho mejor bajista que Bjarni, venía a un ensayo de cada cinco, y cuando lo hacía, no es que estuviera en las mejores condiciones de sobriedad. Bjarni no sería un talento musical, pero nunca me había fallado y sabía que podría confiar en él. En tres días tendríamos un concierto en un local mas o menos importante de la escena underground de Reykjavik y no había bajista. Además, creo que esto era precisamente lo que Bjarni necesitaba para dejar a un lado su fama de fracasado y de impopular. Lo animé: "Bjarni, estoy seguro de que puedes hacer esto tio, sólo tienes que tener un poco de confianza en tí mismo". Al siguiente intento lo consiguió.

Los ánimos se calmaron. Un grupo funciona como un organismo vivo. Si tan solo uno de los miembros tiene algún problema, se nota en la música. Thordur era el termómetro de The Lazy Weekends. Si Johann a la batería, yo con la voz y la guitarra rítmica o ahora Bjarni al bajo, nos sentíamos mal, todo se reproducía en Thordur elevado al cuadrado. Llevábamos tocando desde hacía un año más o menos. Comenzamos con versiones de clásicos modernos y ahora estábamos haciendo nuestros primeros temas propios. No eran gran cosa, pero sonaban razonablemente bien. Ensayábamos en unos locales que el ayuntamiento de Reykjavik ponía a disposición de los jóvenes que se presentaban con credenciales de un grupo más o menos serio. Estaban bastante bien acondicionados. Subterráneos, con una buena insonorización e incluso la posibilidad de utilizar cierto equipamiento que había allí, por una cantidad simbólica en concepto de alquiler.

Acabamos la sesión y como no había salido tan mal, y para hacer piña, decidimos irnos a tomar algo por ahi. Johann propuso comprar alcohol. Algo que es bastante difícil de conseguir para un chico de 16 años, debido a la legislación vigente y al precio prohibitivo, pero no tanto para uno de 21. El hermano mayor de Johann ya lo había hecho alguna vez para nosotros. El mismo local de ensayo se convertía en nuestro pub privado. Me volví para dejar la guitarra en su caja dura y al agacharme me pareció tener alucinaciones. Dos chicas se asomaban tímidamente por la puerta entreabierta de nuestro habitáculo. Mi sorpresa fue en aumento cuando me di cuenta de que una de ellas era Ella. inconfundibles su larga melena castaña y sus dos ojos azules clavándoseme. Estaba con otra chica que podría reconocer también como otro de los bombones del instituto. Mientras tanto, el animado murmullo del resto de los chicos hablando sobre las canciones y el cercano concierto se fue apagando a medida que se iban dando cuenta de la situación. Las jóvenes al sentirse descubiertas, en lugar de huir, decidieron mostrarse completamente sin ocultar su rubor. Por un momento, se hizo el silencio absoluto en la habitación y solo se escuchaba el lejano martilleteo de un grupo de heavy. Nos quedamos mirando todos. Algunos de los chicos dejaron escapar una amplia sonrisa, mientras yo seguía sin dar crédito a lo que ocurría. Las chicas abandonan el umbral de la entrada y se aproximan. Ella se queda parada muy cerca de mi, el más cercano, aún en cuclillas. "Por favor, levántante" dijo sonriendo y muy colorada.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

enhorabuena por el blog! Lo he visto el otro día y lo he puesto en la sección de favoritos. No soy mucho de escribir pero lo seguiré.

10:24 p. m.  
Blogger Hans Levirsson said...

Muchas gracias!

3:10 a. m.  

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